Racing gana la Copa de la Superliga y no se lo dedica a nadie

NOTICIAS ARGENTINAS BAIRES, ABRIL 7: Jugadores de Racing festejan la obtencion de la Superliga 2018/19 en el Cilindro de Avellaneda. FOTO NA: MARCELO CAPECE
En el sitio oficial del club de
Avellaneda la fiesta es total pero se destaca lo siguiente: “ No
se lo dedicamos ni a todos ni a todas ni a tode. Nos lo dedicamos a nosotros, a
nosotras y a nosotres”, en una nota que se reproduce íntegramente.
Eugenia llegó sentada en el cochecito que conducía su mamá,
miró con los ojos entornados cómo el sol iluminaba la tarde de Avellaneda y se
coló entre la multitud para ver por primera vez a Racing. Llevaba puesta una
remera que en la espalda tenía la 10 y su nombre. Su papá la vio llegar y no
pudo contener la emoción: le hizo upa, se sintió campeón de nuevo y comprendió
de inmediato que hay pocas cosas más valiosas en la vida que lograr que ciertas
identidades persistan en el tiempo.
Daniel caminó por las inmediaciones del Cilindro como lo hace
cada vez que juega la Academia. Lucía la camiseta de siempre, la que a esa
altura funcionaba como cábala. Es socio del club desde que nació, mantuvo su
lazo con la Academia incluso en los años en los que debió esconderse porque a
la Argentina la gobernaba una brutal dictadura y siguió tan de cerca la campaña
del equipo que hasta viajó a Mar del Plata a ver los amistosos de verano.
Canoso por el transcurrir de las temporadas, decidió pintarse parte de la
cabellera de celeste para estar combinado con la camiseta que le hace latir el
corazón. Una prueba más de que el fútbol invita a seguir soñando y a seguir
creyendo aun cuando el horizonte se pone oscuro.
Lucía se levantó el domingo envuelta en ansiedades porque le
habían dicho que sería parte de la fiesta del campeón. Ocho años, la ternura
estampada en cada sonrisa y la certeza de que el fútbol esconde, además de
goles, una pertenencia que no se consigue en cualquier lado. Se trajo la vianda
desde su casa, pidió que le dejaran poner en palabras por qué se hizo hincha
del club y fue de las primeras en entrar a la cancha de la mano de su mamá. “Lisandro
López y Cvitanich son mis jugadores preferidos”, dijo como
para que nadie dudara de a quién venía a alentar.
Cuando Licha pisó el césped, Eugenia, Daniel y Lucía, al
igual que miles y miles en el Cilindro y en tantas otras partes del mundo,
levantaron la voz y entonaron el irrepetible “dale campeón”. Y al rato, cuando
se escuchó el también clásico “se lo dedicamo’ a todos”, a alguien se le
ocurrió preguntarse por qué la alegría propia debía transformarse en un canto
contra otros. La respuesta la encontró en la 10 de Eugenia, en el pelo de
Daniel y en la sonrisa de Lucía: Racing, ese amor incontenible que no entiende
de fronteras, resulta siempre un fantástico atajo para existir con otros, con
otras y con otres.







